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Remediación Familiar…

Cuando proponemos desde nuestro equipo acudir a mediación familiar, lo hacemos en el convencimiento de que cuando falla la comunicación, podemos ganar mucho incluyendo en los puentes que se nos han roto, parches especializados en reparar, aunque sea provisionalmente, el camino y que el tráfico pueda llegar a buen puerto.

Una relación de pareja que se termina no es el final de las vidas de cada uno como individuo. Como abogado familiar me gustaría no tener trabajo. Como persona, menos. Como ser humano que es consciente de que el mundo por desgracia no es el ideal que nos venden las películas infantiles, sé que mi trabajo es necesario.

Mezclando las tres afirmaciones anteriores: abogado familiar, persona y ser humano, me encuentro con divorfacil. Ayudamos a los que merecen ayuda, e intentamos ayudar a los que creemos que pueden necesitar esa ayuda.

Mediación familiar no es la panacea ni es una varita mágica o pastilla milagrosa que hace que el problema se evapore. Mediación familiar no es terapia de pareja. Mediación familiar es reconstruir los puentes de comunicación para cerrar nuestro capitulo de pareja respetándonos a nosotros mismos, y para respetarnos a nosotros mismos debemos ser capaces de respetar a la que ha sido nuestra pareja. Si falla el respeto, falla todo lo demás y todo se va a la mierda.

Pocas veces el rencor es buen consejero. Cuando alguien se va dando un portazo, esa puerta queda herméticamente cerrada, y si el día de mañana tenemos que volver a abrirla, aunque sólo sea para pedir un pedacito de pan porque la suerte no nos haya sonreído, será muy difícil que el hermetismo se rompa y pueda abrirse mínimamente.

Si tenemos hijos, en el futuro siempre tendremos algún motivo que no sea pedir para llamar a esa puerta… La cordialidad fluye desde el respeto.

El deseo de todos sería un buen divorcio…

Hay dos tipos de divorcios: los buenos (normales) y los malos (los menos). ¿De cuáles hay más?.

Nos ceñimos a las estadísticas, que hablan de un repunte de las situaciones de ruptura matrimonial en concordancia con la lenta recuperación económica, y nos encontramos ante la sorprendente cifra de 2,4 divorcios, separaciones o nulidad matrimonial por cada 1.000 habitantes en España. En total, 110.764 rupturas que se tramitaron en vía judicial.

De todas ellas, los divorcios supusieron un 94,1% del total, es decir, 104.262 divorcios registrados en 2012.  Esta cifra es más o menos estable desde el año 2008. Por lo tanto, y hablando en números redondos, cada año se sustancian en nuestros Tribunales de Justicia 100.000 procedimientos de divorcio.

De todos esos divorcios de los que hablamos, un 65,9% fueron de mutuo acuerdo. 65.900 procedimientos de divorcio de mutuo acuerdo.

Si hablamos del último factor a tener en cuenta, tomemos el dato de la edad media de duración (15 años) del matrimonio, y la edad media de los cónyuges que se divorcian (42 años las mujeres y 45,8 los hombres), podremos apreciar que en ambos casos, hombres y mujeres, en más de un 80% son usuarios habituales de internet (Fuente INE).

Por lo tanto, los datos hablan por sí solos. Hay más divorcios buenos que divorcios malos. Los malos hacen mucho ruido. Los buenos, una de sus virtudes, es que no hacen ruido. Pasan prácticamente inadvertidos para los que les rodean.

¿Qué tiene que ver divorfacil.com con todo esto?

En divorfacil no promovemos rupturas, ni queremos sangrar a las parejas que rompen. Más al contrario, como sólo tramitamos divorcios de los buenos, queremos ofrecer nuestros sistemas y herramientas para, poniéndolas a disposición de cualquier pareja que se quiera divorciar de una forma que conocen y utilizan (a través de internet), poder satisfacer sus necesidades de una manera adecuada y económica. Fácil.

No pedimos explicaciones del motivo de la ruptura a nuestros clientes, pero no somos ajenos a su situación personal. Por eso, para intentar apoyarles en esos posibles momentos de máxima dificultad, ponemos a su disposición, de manera gratuita, una consulta con un psicólogo especialista en este tipo de procesos. Somos humanos.